Busquemos ayuda
Somos cuerpo físico, somos emoción, somos pensamiento, somos parte de Dios. Y el saber darle lo que necesita a cada uno de estos aspectos de nuestra vida, es parte del reto de vivirla. Cuando le damos a cada aspecto lo que le corresponde entramos en equilibrio y cuando hay equilibrio hay salud desde todo punto de vista. Salud física, emocional, mental, pero sobre todo estamos en correcta sintonía con la Divinidad.
¿De qué nos sirve tener salud física si vivimos en constante conflicto con nuestras emociones, o si vivimos en un pensamiento de tragedia y pesimismo? A la larga, ese desequilibrio va a generar enfermedad.
Las Terapias Energéticas son una técnica para hallar ese equilibrio.
Todos conocemos cómo conservar la salud física. Esa información es parte de la vida cotidiana, además, para ello existen los doctores que pasan años estudiando cada parte del cuerpo humano para darle una solución a las enfermedades que afectan esta salud física. Eso está muy bien.
Pero ¿cuánta información existe respecto de nuestra salud emocional y mental? Talvez sepamos que nuestro pensamiento es creador, pero ¿realmente sabemos pensar para crear cosas positivas para nosotros?
Talvez sepamos que nuestras emociones se somatizan, eso se dice todo el tiempo, pero ¿sabemos gestionarlas para no somatizarlas? Es decir ¿sabemos dejar fluir las emociones para que no se alojen en nuestro cuerpo a través de una enfermedad?. La Biodecodificación Biológica, impulsada por el Dr. Hammer, es una nueva área que nos habla de ello.
Somos más que un cuerpo físico, somos emoción, somos mente, somos alma y somos parte de Dios. Trabajemos todos nuestros aspectos. Algunos son más difíciles de trabajar que otros, pero nada es imposible si buscamos ayuda adecuada.
Cuántos, como yo, hemos tenido paradigmas equivocados de la salud emocional y mental. Como si estuviera mal recurrir a un especialista para que nos ayude a vivir mejor. Sin embargo, cuántas personas serían más felices si los visitaran con regularidad. Nos da vergüenza decir que tenemos un terapeuta, o un psicólogo o un coach que nos ayuda a organizar nuestras emociones e ideas, a gestionarlas. Creemos, con soberbia, que nadie mejor que uno mismo para superar esas emociones negativas como por ejemplo el miedo, la rabia, el rencor, la ira, etc. Y no nos damos cuenta que sólo las tapamos, pues son pocas las personas que solas pueden gestionarlas.
No cerremos la puerta a la posibilidad de sentirse mejor, a la posibilidad de ser felices. Busquemos la persona que más nos inspire para eso, pero nunca dejemos de buscarla. Todos lo merecemos.
Con amor,
Silvia Henríquez